TORMENTA EN EL RÍO, de Dino Buzzati (II)

Tormenta en el río es un texto ambiguo que se caracteriza por la inacción. De hecho, la tormenta que promete el título no llega a producirse. Para escribir este relato Buzzati bebió de las filosofías orientales de Lao-Tsé, donde el ciclo vital de los hombres está integrado con la naturaleza, formando un engranaje perfecto que permite que la rueda del mundo siga girando.

Los personajes humanos están poco definidos. Un anciano con su hijo. La escena se repite cada cierto tiempo, en todas las épocas, en todos los lugares. La vida es un ciclo que corre, imparable, como la corriente del río, que no se detiene pero que nos da siempre la sensación de ser siempre la misma, de estar siempre igual.


La naturaleza, por su parte, desempeña un papel fundamental y se convierte en un personaje tan importante -o más- como el viejo que acude a pescar inevitablemente, cada día, a la orilla del río. Como personaje con entidad propia, la naturaleza aparece personificada, llegando a actuar como testigo de los acontecimientos y participando de ellos, confundiéndose a veces con el narrador: "Los juncos, las hierbas de la orilla, las pequeñas matas de los sauces y los árboles grandes vieron llegar también [...]", "[...]sólo los troncos lo recuerdan vagamente[...]", "Las plantas los vuelven a ver con gusto, los esperan incluso toda la semana [...]", "Todo esto, sin embargo, se ha confundido en la memoria de las plantas [...]", "Ahora los árboles grandes, los pequeños matos de los sauces, las hierbas de la orilla y las plantas acuáticas comienzan a comprender [...]", "Algún insecto volador ha contado que padre e hijo viven en una gran casa en la colina cercana. Pero el bosque no sabe quiénes son con exactitud [...]", "El bosque está ansioso porque el niño no viene[...]". En definitiva, Buzzati otorga a los diferentes entes naturales la capacidad de ver, de recordar, de esperar, de comprender, incluso de contar algo y de sentir.

Toda la indefinición que apreciamos en personajes, lugares, espacios... contribuyen a que el texto se adentre en el territorio de lo fantástico: ¿por qué el anciano no despierta cuando las gotas de lluvia lo están mojando?

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