Creo que la última lectura ha gustado bastante a mis alumnos. El cocinero Chichibio es un breve cuento humorístico de Boccaccio que se deja leer con suma facilidad y que nos arranca una sonrisa.
Currado Gianflazzi es un hidalgo florentino de vida ociosa que se dedica a la cetrería y otras diversiones. Un buen día captura una grulla y decide ofrecer una cena a unos amigos. Para que el ágape no defraude a los comensales recurre al cocinero Chichibio, un hombre de vivo ingenio cuya fama con los fogones le precede.
Pero, cuando el plato está ya cocinado y huele que alimenta, aparece la aldeana Brunetta en la cocina y reclama un bocado de tan delicioso manjar. Chichibio está muy enamorado de Brunetta y, aunque en principio se niega a hacerle ese favor, acaba cediendo a sus encantos.
Y, claro, llega el momento del banquete y Currado, que es hombre de mundo, enseguida advierte que al ave le falta una extremidad.
Pide explicaciones a Chichibio y este responde, sin pensárselo dos veces, que por todos es sabido que las grullas tienen una sola pata, un solo zanco. A pesar de que Currado insiste, Chichibio sostiene su afirmación.
Para evitar dar una escena a sus invitados pero dejando clara su posición de poder sobre el chef, Currado emplaza a Chichibio para la mañana siguiente para acercarse a la albufera y comprobar in situ si las zancudas tienen una o dos patas, amenazándole con una soberana paliza si lo ha engañado (aunque sabe que así ha sido).
A la mañana siguiente, Chichibio emprende la marcha muy asustado, pues sabe que ha embaucado al señor y conoce las consecuencias. Pero el destino le ofrece una salida inesperada: un grupo de doce grullas descansa con una pata recogida, escondida entre su plumaje (esa es su forma de descansar) y el marmitón lo aprovecha para defender su teoría.
Currado emite un grito y los pájaros levantan vuelo, desplegando la extremidad escondida y apoyándose en ambas extremidades para emprender el vuelo. El embuste de Chichibio ha sido desenmascarado.
Pero Chichibio responde con agudeza y echa en cara al noble que la noche anterior, cuando tenía la grulla en la fuente, no había gritado del mismo modo que lo hizo en ese momento y que por eso el animal no había mostrado su segunda pata.
Una respuesta tan divertida e ingeniosa agradó al hidalgo que perdonó a Chichibio.
La moraleja está clara: afronta la vida y las dificultades que se te puedan presentar siempre con buen humor, pues es la mejor manera de salir airoso.
Currado Gianflazzi es un hidalgo florentino de vida ociosa que se dedica a la cetrería y otras diversiones. Un buen día captura una grulla y decide ofrecer una cena a unos amigos. Para que el ágape no defraude a los comensales recurre al cocinero Chichibio, un hombre de vivo ingenio cuya fama con los fogones le precede.
Pero, cuando el plato está ya cocinado y huele que alimenta, aparece la aldeana Brunetta en la cocina y reclama un bocado de tan delicioso manjar. Chichibio está muy enamorado de Brunetta y, aunque en principio se niega a hacerle ese favor, acaba cediendo a sus encantos.
Y, claro, llega el momento del banquete y Currado, que es hombre de mundo, enseguida advierte que al ave le falta una extremidad.
Pide explicaciones a Chichibio y este responde, sin pensárselo dos veces, que por todos es sabido que las grullas tienen una sola pata, un solo zanco. A pesar de que Currado insiste, Chichibio sostiene su afirmación.
Para evitar dar una escena a sus invitados pero dejando clara su posición de poder sobre el chef, Currado emplaza a Chichibio para la mañana siguiente para acercarse a la albufera y comprobar in situ si las zancudas tienen una o dos patas, amenazándole con una soberana paliza si lo ha engañado (aunque sabe que así ha sido).
A la mañana siguiente, Chichibio emprende la marcha muy asustado, pues sabe que ha embaucado al señor y conoce las consecuencias. Pero el destino le ofrece una salida inesperada: un grupo de doce grullas descansa con una pata recogida, escondida entre su plumaje (esa es su forma de descansar) y el marmitón lo aprovecha para defender su teoría.
Currado emite un grito y los pájaros levantan vuelo, desplegando la extremidad escondida y apoyándose en ambas extremidades para emprender el vuelo. El embuste de Chichibio ha sido desenmascarado.
Pero Chichibio responde con agudeza y echa en cara al noble que la noche anterior, cuando tenía la grulla en la fuente, no había gritado del mismo modo que lo hizo en ese momento y que por eso el animal no había mostrado su segunda pata.
Una respuesta tan divertida e ingeniosa agradó al hidalgo que perdonó a Chichibio.
La moraleja está clara: afronta la vida y las dificultades que se te puedan presentar siempre con buen humor, pues es la mejor manera de salir airoso.
Hace muchos años leí este cuento en un libro de lectura en la escuela. Me da nostalgia. Muchas gracias.
ResponderEliminarA ya pero hay un sólo problema y es ...
EliminarQue nadie te ha preguntado XD.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarGracias a ti por comentar. Me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarHola, buenas noches, precisamente mis estudiantes acaban de leer El Decamerón, les pareció divertido y se entusiasmaron con la lectura, cosa que es algo complejo hoy en día, por eso me siento satisfecho. Estuvieron las chicas muy receptivas
ResponderEliminarMe alegro de que todavía existan maestros que apuestan por la lectura de los clásicos. Gracias por comentar.
EliminarHola quien me podría ayudar con las palabras connotativas del texto y su significado. desde ya gracias...Las leo
ResponderEliminar.I.
Eliminar.I.
EliminarNADIE TE VA A HACER TUS TAREAS, ESTRENA EL CEREBRO PERRO.
EliminarDe que año es este cuento ???
ResponderEliminarAcaso es del 1999 A.C
Giovanni Boccaccio escribió su obra El Decamerón (a la que pertenece este cuento) entre los años 1351 y 1353.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhola somos lucia y pepina nos a gustado bastante la verdad pero nos lo esperabamos mejor la verdad, un beso en el culete y en el moflete chicos, call meeeee
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