Hemos arrancado las sesiones del Taller de Lectura 2013
leyendo este humorístico cuento de Juan Valera.
El Arzobispo de Toledo era conocido por su austeridad,
penitencia y ascetismo. Guardaba vigilia y comía siempre un frugal potaje de
habichuelas y garbanzos que su cocinero preparaba a las mil maravillas.
Pero una discusión entre dicho cocinero y el mayordomo
terminó con el chef en la calle y un proceso para la selección de un nuevo
gourmet. Muchos cocineros pasaron por aquella cocina pero ninguno de ellos
acertaba con la receta del gusto del prelado.
Un día, un candidato muy vivo acudió a pedir al primer
cocinero el secreto de su receta. Éste le confió la clave de su éxito y por fin
el nuevo cocinero, que siguió al dedillo las instrucciones de su predecesor,
ofreció su plato al religioso.
Muy agradecido, el arzobispo alabó las virtudes del
gastrónomo y de su creación. Pero éste, en señal de correspondencia, desveló
con sinceridad que si el guiso estaba sabroso era porque contenía
albondiguillas de jamón y pollo, así como criadillas de carnero, o sea, que
había sido engañado.
No le pareció bien esto al ser piadoso, que prefería vivir
en la ignorancia antes que tener que renunciar a los placeres del paladar.
Comentarios
Publicar un comentario