UN PAJE DE CÁMARA GUAPÍSIMO de Jack London (II)

Hemos leido el relato de Jack London Un paje de cámara guapísimo. Una historia ambientada en el mundo marinero, universo que conocía en primera persona el autor de Colmillo blanco. El autor da muestra de su conocimiento de este terreno empleando un léxico propio de un lobo de mar: goleta, paje, toldilla, sextante, camarote, sotavento, barlovento, timonel...

El cuento comienza de manera un tanto abrupta con el final de una anédota contada por Jack Holiday en una reunión de amigos de un club (en los siglos XVIII, XIX y principios de XX era muy habitual, en la alta sociedad, pertenecer a un club y dedicar buena parte del tiempo de ocio a compartir vivencias, juegos, etc. en este lugar). En esa anécdota se hablaba de un caso en el que una mujer se hace pasar por un muchacho sin que nadie aprecie el engaño...

Esta anécdota da lugar a una apuesta. El narrador y protagonista del relato afirma que él nunca caería en un engaño semejante mientras que Jack Holiday defiende lo contrario. La apuesta consiste en una cena. El ganador elige los invitados y el lugar, el perdedor paga.

Al poco tiempo, el protagonista se embarca en su goleta en un viaje hacia Honolulú. Allí, en seguida surgen sus sospechas. El paje de camara del barco resulta un auténtico incompetente para el puesto, además, su aspecto físico es delicado, bello...

A raíz de un desgraciado accidente que termina con un cubo de desperdicios en la cara del timonel debido a la torpeza del joven paje de cámara, el narrador descubre un engaño. El paje resbala y se cae, sujetándolo el protagonista, de forma que sus manos tropiezan con lo que parecen unos pechos femeninos. Había descubierto el engaño y estaba seguro de ganar la apuesta.

El paje resultaba ser una chica, y su posición en el barco resultaba embarazosa (una goleta no es lugar para una dama), por lo que se conceden una serie de favores o deferencias. Se le instala sola en un camarote, se le prestan atenciones, etc.

La señorita tiene una historia que contar, animando así la imaginación del joven protagonista y dando mayor credibilidad al entuerto. Pronto surge una relación de galanteo propia entre dos jóvenes: comparten paseos, van de compras, a conciertos, etc.

El amor no tarda en llegar. El narrador, cuando están a punto de arribar al puerto de San Francisco, se da cuenta de que experimenta sentimientos hasta el momento desconocidos para él y se encuentra haciendo planes de boda.

A la llegada a puerto presenciamos la resolución de la apuesta. Jack Haliday y los amigos del club reciben a la tripulación. Tanto Jack como el narrador se sienten ganadores de la apuesta. El protagonista ha descubierto que el paje de cámara era la señorita Eastman, lo que le hace sentirse seguro de su victoria, pero Jack Haliday se guarda un as debajo de la manga.

La gentil señorita Eastman, que baja del barco con sus ropas femeninas, se saca un par de amortiguadores neumáticos (aquellas "blanduras" habían sido confundidas poco tiempo atrás con unos pechos...) de su seno ante las risas y burlas de los amigos del club, demostrando que Holiday era el ganador de la apuesta y quedando de este modo ridiculizado el protagonista, que veía así vencida su arrogancia inicial.

El hermoso paje de cámara y la joven doncella eran realmente Bob, el hermano pequeño de Jack Haliday, algo que éste ya se había advertido al narrador al inicio del relato: "...mi hermano pequeño Bob, que es tan buen imitador..."

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