EL HOMBRE-LOBO de Camilo José Cela (II)

Camilo José Cela fue (y aún lo es) un personaje discutido, controvertido. Unas personas lo admiran, otras lo desprecian. Los primeros atienden a su genial trayectoria como prosista (que le valió, entre otros, el galardón de Premio Nobel de Literatura en 1989 o el Premio Cervantes en 1995), los segundos se fijan más en su lenguaje soez y sus salidas de tono en sus últimas apariciones televisivas. Aquí encaja ese dicho de "para gustos, colores".


Esta semana la hemos dedicado a la lectura de un relato del escritor gallego incluído en su libro El gallego y su cuadrilla titulado El hombre-lobo, basado en la historia real del licántropo Manuel Blanco Romasanta.

Este relato es una crónica de un hecho real y en ella se aprecian algunas de las características de la producción de Cela. 

La primera obra del de Iria Flavia se enmarca dentro del estilo conocido como "tremendismo" (subgénero inaugurado con su novela La familia de Pascual Duarte, 1942), esto es un realismo radicalizado o acentuado en el que destaca la riqueza léxica y la profusión de personajes marginados. Este subgénero es propio de la literatura española del siglo XX (más en concreto, de los años 40) y se caracteriza por la dureza y crudeza de la trama y el lenguaje utilizado, y los personajes de bajo estrato social, incluso con taras físicas y morales.

En El hombre-lobo, Cela nos da una clase de geografía del sur de la comunidad gallega, recorriendo aldeas y lugares de la provincia de Ourense, mientras nos narra las peripecias de este peculiar asesino. Esta narración no es propia de Cela, según él mismo nos cuenta, sino que se limita a transcribir o copiar la historia que le escribió un "besteiro de Rebordechao", Felipiño o Tatelo.

Para terminar, os dejo un cameo de Cela en la adaptación cinematográfica de su propia novela La colmena, llevada a la gran pantalla por el director Mario Camus en 1982.



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