En Campamento indio conocemos a Nick, el que va a ser
protagonista de los próximos relatos que traeremos al Taller de Lectura. En
esta ocasión, Nick es un joven que una fría noche emprende un viaje junto a su
padre, que es médico, el tío Jorge y dos
indios, rumbo a la reserva de nativos americanos para auxiliar en un parto
difícil a una indígena.
El padre, en una costumbre muy habitual en los antiguos
gremios, se lleva consigo al joven Nick para enseñarle su oficio, al que él
también está destinado por herencia. El proceso de enseñanza/aprendizaje, la
transmisión de unos conocimientos por parte de padre a hijo se observan en el
diálogo que mantienen ambos mientras se hacen cargo de la intervención (“Esta señora va a tener un hijo”, “Está
sufriendo los dolores del parto”, “Cómo verás, Nick, primero tiene que salir la
cabeza de la criatura”, etc).
A lo largo del cuento, los hombres no salen muy bien
parados. Hemingway nos presenta a las mujeres como seres fuertes que afrontan
las complicadas situaciones que les depara la naturaleza, en contraposición a
unos hombres cobardes que no logran hacer frente a esas mismas circunstancias.
De este modo, mientras la madre aguanta estoicamente los dolores del parto y
las otras indias le ayudan en su padecimiento, los indios fuman lejos de la choza
para no escuchar los quejidos de la parturienta. El doctor es un representante
de esta manera machista de entender la sociedad: primero dice que los gritos de
la madre no tienen importancia para más tarde decir, de los maridos, que ellos
son los que más sufren en los partos.
Irónicamente, así resulta en esta ocasión, pues el padre de
la criatura, que vino al mundo por cesárea, no pudiendo soportar los gritos de
su mujer, se suicida en silencio en su propio lecho cortándose el cuello con
una navaja.
En este episodio de iniciación al que se ve sometido Nick,
el joven descubre el poder de la ciencia y aprende que en esta vida hay que ser
fuertes, que no todo es coser y cantar.
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