TAMBIÉN LOS NIÑOS SON POBLACIÓN CIVIL, de Heinrich Böll (II)

Hemos leído este relato antibelicista y en favor de los derechos civiles escrito por el premio Nobel alemán Heinrich Böll. Se trata de un relato narrado en primera persona, y mayormente en forma de diálogo, por un soldado alemán herido que está siendo atendido en un hospital de campaña en territorio ruso durante la Segunda Guerra Mundial.


La historia gira en torno a este militar que quiere comprarle unos pasteles a una niña rusa que pasea fuera del recinto, bajo la nieve. Las continuas referencias al tiempo atmosférico y a la nieve, hacen más vívido el clima de aislamiento y soledad en el que se ve recluido el convaleciente, una coyuntura en la que el dinero (dispone de él en abundancia) carece de valor y son las pequeñas cosas -unos pasteles, intercambiar unas palabras con una niña- las verdaderamente importantes, las que le hacen olvidar, aunque sea sólo por un momento, sus dolencias, el horrible lugar en el que está obligado a residir, la guerra.

Si bien finalmente el herido consigue su propósito, el centinela encargado de la vigilancia y seguridad no le permite salir al exterior y tampoco deja que la niña entre, pues su principal misión es cumplir las ordenanzas, unas ordenanzas severas que no distinguen entre niños y adultos, a pesar de que, como dice el protagonista en el texto, "un niño no es más que un niño".



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