Esta semana hemos asistido a un cruel acto de venganza…
En Una vendetta, la acción se sitúa en el estrecho de
Bonifacio, istmo que separa las islas mediterráneas de Córcega y Cerdeña. Una viuda
ve cómo su único hijo es asesinado a traición en una reyerta. El asesino huye y
cruza el estrecho y a la mujer sólo le queda una razón para vivir: vengar la
muerte de su vástago.
De este modo, aunque la pena la corroe por dentro, no llora
ni denuncia el crimen ante las autoridades, sino que dedica el resto de su
existencia a planificar y satisfacer su sed de venganza. Ante el cuerpo de su hijo
realiza su promesa en alta voz y sella el pacto besando los fríos labios del
cadáver. El silencio roto por el salvaje aullido de su perra aporta solemnidad
a la escena.
Como la venganza es un plato que se sirve frío, la anciana
deja pasar el tiempo para que la gente del pueblo se olvide de los
acontecimientos que desencadenarán su vendetta.
Resulta llamativa, por contradictoria, la omnipresencia de
la religión en las acciones y pensamientos de la viuda que va a cometer un acto
pecaminoso como es dar muerte a un humano. Así, la mujer se encomienda a Dios
para que su venganza llegue a buen término, solicita su ayuda para que todo
salga bien, y, más tarde, la mañana que tendrá lugar su desquite, no duda en
confesar y comulgar con mucha devoción.
Para llevar a cabo la reparación de la muerte de su hijo, la
señora decide condicionar y entrenar a su perra (a la que también le duele la desaparición
de su amo) para que sea el arma ejecutora de la venganza. Para ello, obliga a
ayunar al can y le presenta un maniquí de paja con una morcilla asada colocada
en torno a su cuello, como si de una corbata se tratase, para que la perra se
abalance sobre él y lo devore en el momento que le suelte la cadena. Poco tiempo después puede repetir la operación ya
sin el elemento cárnico, dejando el embutido para una vez el hecho esté
consumado, a modo de recompensa. No pasa demasiado tiempo hasta que la perra
esté preparada para la acción real.
La viuda, disfrazada de hombre para no ser reconocida, se
embarca, acompañada por su perra, hacia Longosardo, reducto de los bandidos
corsos donde se había ocultado el asesino de su hijo. Una vez allí localiza su “guarida”
y lanza a la perra sobre él. Ésta, como no podía ser de otra forma, cumple con
el cometido para el que había sido adiestrada.
Una vez cumplida su promesa de venganza, la madre consigue
al fin la serenidad y la paz de espíritu que le faltaban desde el fatal
incidente.
Hola!! Quería saber que tipo de narrador sería?
ResponderEliminarDISCULPE CUAL SERIA EL NARRADOR DE ESTA HISTORIA?
ResponderEliminarseria narrador omnisciente
EliminarHolaa porque la anciana decide vengar la muerte de su hijo y como logra llevar a cabo la venganza ?
ResponderEliminarQue sería lo maravilloso de este cuento?
ResponderEliminarklkljkljlj
EliminarPregunta cuales son los personajes y como son psicólogicamente y físicamente
ResponderEliminarcual es el contexto de esta historia
ResponderEliminarA
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